“Aquel que se acerque al templo de las Musas sin inspiración, creyendo que la mera técnica basta, será siempre un ladrón y su poesía será eclipsada por los cantos de los maníacos.”
Platón
Menos mal que hay un Seminario de Titulación I, de otra forma no se cuando habría podido cerrar este circulo. Bueno, por fin escribiré la segunda parte de mi entrada anterior basada en mi curiosidad por esa teoría Nietzcheana del dolor como fuente de inspiración y en las lecturas de algunas novelas de Chuck Palanhiuk. Según estos humanos “para crear había que desangrarse primero”.
Para algunos esta concepción del artista no es más que una idea romántica creada por la burguesía. Contrario a esto, la vida de Dostoievsky parece ser una sarcástica confirmación de esta idea, la unión del dolor y la locura convertidos en genialidad. Parece que tienes que perderlo todo para arriesgarte a hacer lo que realmente amas sentenciaría Palanhiuk en uno de sus libros. Él mismo comenzaría a escribir de manera exitosa después de la trágica muerte de su padre.
Dicen que Miguel Ángel era un maniaco depresivo que se retrato a si mismo como mártir flagelado en su cuadro. Podemos hablar de nuevo de Nietzche y su sífilis terciaria, de Mozart y su uremia, de Frida Kahlo y la espina bífida que le llenaba las piernas de llagas sangrantes, Robert Schuman solamente empezó a componer después que se le paralizara la mano derecha y eso terminara con su carrera de concertista de piano, Goya y su encefalopatía de plomo, sordera y depresión. Para Thomas Mann los grandes artistas son grandes inválidos.
Paganini el mejor violinista de todos los tiempos sufría de la tortura de la tuberculosis, la sífilis, ostiomelitis en la mandíbula, hemorroides y piedras en el riñón. Se dice que el mercurio que le dieron los médicos para la sífilis lo enveneno hasta que se le cayeron los dientes. La piel se le volvió gris blanquecino. Perdió el pelo. Paganini era un cadáver andante, pero cuando tocaba el violin se convertía en inmortal
La lista es interminable, lo cierto es que lo que los torturaba los convertía en genios. Fue su forma de trascender. Todos queremos explicarnos, nadie quiere que lo olviden.
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