
Mientras los ingenieros hacen su trabajo y las bandas afinan sus instrumentos, aún es tiempo para ir por una cerveza y observar como siempre a la chica punk de tus sueños. Ella nunca falta. Siempre esta ahí al igual que su amiga, esa amiga que toda chica punk de los sueños debe tener. Vestidas así, el día de hoy incorrectamente las llamaría emo, eso no importa la verdad es que se ve encantadora con su camiseta de Alkaline trio, wow¡ por eso es la chica punk de tus sueños.
De pronto se apagan las luces y el riff de la guitarra anuncia la batalla. Enfrente de ti, cuatro tipos de Monterrey, la banda del pinche gordito cagado, ese callado e inseguro (que conste que no estas hablando de ti) él que estaba por ahí igual que los demás esperando. Ese que se ve bien buena onda, en pocas palabras ese que dirías que es un pendejo (sigues hablando del vocalista de Abanico, que así se llama su banda, Abanico), lo cierto que arriba del escenario, tocando su guitarra es un genio.
Para entonces la pista del lugar se ha convertido en un remolino humano de brazos y piernas. Sólo sientes los codazos y empujones a una gran velocidad, los ojos cerrados el corazón a mil, tus piernas reaccionan al beat del bombo, la guitarra y su palm mute como una navaja atraviesan tu cabeza. Después, la coreografía no ensayada, el coro de cien desconocidos que saltan casi abrazados, es sólo un descanso para volver a pelear. Un salto atrás a miles de años de evolución, Nietzsche tenía razón, se hace presente esa bestia de la acción.
Te hablo así por si lo has olvidado, por si el coma de la educación te ha borra estos recuerdos. De cualquier manera Abanico ya no existe igual que muchos de los héroes de aquellas tardes en la ciudad. Su música sigue ahí y sigue siendo una gran compañía para caminar. Pocas bandas puede alcanzar ese grado de honestidad, técnica y creatividad, ellos lo lograron. Puedes estar tranquilo igual que con otras bandas, estuviste ahí el día de su funeral.
De pronto se apagan las luces y el riff de la guitarra anuncia la batalla. Enfrente de ti, cuatro tipos de Monterrey, la banda del pinche gordito cagado, ese callado e inseguro (que conste que no estas hablando de ti) él que estaba por ahí igual que los demás esperando. Ese que se ve bien buena onda, en pocas palabras ese que dirías que es un pendejo (sigues hablando del vocalista de Abanico, que así se llama su banda, Abanico), lo cierto que arriba del escenario, tocando su guitarra es un genio.
Para entonces la pista del lugar se ha convertido en un remolino humano de brazos y piernas. Sólo sientes los codazos y empujones a una gran velocidad, los ojos cerrados el corazón a mil, tus piernas reaccionan al beat del bombo, la guitarra y su palm mute como una navaja atraviesan tu cabeza. Después, la coreografía no ensayada, el coro de cien desconocidos que saltan casi abrazados, es sólo un descanso para volver a pelear. Un salto atrás a miles de años de evolución, Nietzsche tenía razón, se hace presente esa bestia de la acción.
Te hablo así por si lo has olvidado, por si el coma de la educación te ha borra estos recuerdos. De cualquier manera Abanico ya no existe igual que muchos de los héroes de aquellas tardes en la ciudad. Su música sigue ahí y sigue siendo una gran compañía para caminar. Pocas bandas puede alcanzar ese grado de honestidad, técnica y creatividad, ellos lo lograron. Puedes estar tranquilo igual que con otras bandas, estuviste ahí el día de su funeral.
demonios!...creo que me falta concer muuuucha musica. ¿Cuál me recomiendas??
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